Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como turismo sostenible

Turismo sostenible

Imagen
En 2003, el presidente Aznar anunciaba con orgullo que se construirían en España 650.000 viviendas en un solo año, más que en Francia y Alemania juntas. Hoy nos extraña que entonces nadie o casi nadie lo viese como una locura. Es más, los que lo denunciamos fuimos fuertemente criticados. Semejante despropósito fue promovido también por el gobierno de Rodríguez Zapatero y por la mayoría de administraciones regionales y municipales. Lo que vino después, todos lo conocemos. No puedo evitar tener la misma sensación que en 2003 cuando alguno de nuestros dirigentes nos anuncia que se han batido records en el número de turistas que recibe cada año nuestro país: 65.000 en 2014, 68.000 en 2015, 75.000 en 2016. Es obvio que se han hecho muchas cosas bien: un patrimonio histórico en general bien conservado, una naturaleza mucho más rica que la de nuestros socios europeos, seguridad jurídica... Pero ¿es sostenible este crecimiento? ¿no corremos el riesgo de que nos estalle como ocur

Un turismo con menos emisiones

Imagen
Defiendo desde hace tiempo (y sé que es algo con lo que muchos no estaréis de acuerdo) que, salvo casos concretos debido a cuestiones, por ejemplo, laborales o de salud, se puede vivir perfectamente sin automóvil propio con una buena calidad de vida. María Dolores y yo nos pasamos el año haciendo rutas por numerosos espacios naturales. Ninguno de los dos tenemos coche. Siempre hemos ajustado nuestros horarios a los del transporte público y eso nunca ha supuesto ningún problem a. La supuesta falta de libertad que normalmente se argumenta como el principal inconveniente de este modo de vida no ha sido para nosotros otra cosa que una continua reestructuración de tiempos y recorridos. En esta ocasión fue distinto. Estábamos alojados en Castell de Ferro, el núcleo costero de Gualchos, pueblo de interior que teníamos que ver y en el que comienza la ruta de la que hablaré mañana y que conecta esta villa con la fantástica cala de "La Rijana". Pues bien, ni existe bus que conect

Isla de Tenerife III. La Laguna.

Imagen
Aquellos que defienden que el progreso sólo puede ser hijo de la piqueta, de un urbanismo desenfrenado o de un turismo masivo; quienes ven el pasado como un testigo incómodo deberían visitar San Cristobal de la Laguna en Tenerife.  Dice la UNESCO, que le dió el sello de Patrimonio de la Humanidad, que se trata de un “ejemplo único de ciudad colonial no amurallada”. Sus calles conservan el trazado del siglo XV practicamente intacto (y eso sí que es único). En ellas  puede uno perderse sin sobresaltos, con un turismo amable, que no agrede, con un urbanismo que ha respetado, restaurado y mimado uno por uno edificios que son auténticas joyas, con sus muros de piedra, sus balcones y cierros de madera, igual que hace siglos. Y no por ello es una ciudad sin vida ni se ha quedado atrás en el avance de los tiempos, como lo demuestran sus comercios, sus bares de tapas, sus pubs y sobre todo sus gentes, en su mayoría tan alegres y atentas como las de cualquier otro sitio. Bueno, cierto encanto