Un turismo con menos emisiones
Defiendo desde hace tiempo (y sé que es algo con lo que muchos no estaréis de acuerdo) que, salvo casos concretos debido a cuestiones, por ejemplo, laborales o de salud, se puede vivir perfectamente sin automóvil propio con una buena calidad de vida. María Dolores y yo nos pasamos el año haciendo rutas por numerosos espacios naturales. Ninguno de los dos tenemos coche. Siempre hemos ajustado nuestros horarios a los del transporte público y eso nunca ha supuesto ningún problem a. La supuesta falta de libertad que normalmente se argumenta como el principal inconveniente de este modo de vida no ha sido para nosotros otra cosa que una continua reestructuración de tiempos y recorridos. En esta ocasión fue distinto. Estábamos alojados en Castell de Ferro, el núcleo costero de Gualchos, pueblo de interior que teníamos que ver y en el que comienza la ruta de la que hablaré mañana y que conecta esta villa con la fantástica cala de "La Rijana". Pues bien, ni existe bus que conect