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Picapedreros-Boticario I.

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Siempre he defendido que no hace falta ir muy lejos para disfrutar de la naturaleza, ni tan siquiera un vehículo propio, ese artefacto al que nosotros mismos le hemos dado la categoría de imprescindible y que causa tantos problemas. Si estás en Málaga, tan solo tienes que coger el bus que lleva a Ciudad Jardín, bajarte en la última parada y andar unos 10 minutos en dirección norte para encontrarte con los montes de Málaga en todo su esplendor. Nada más, eso y tener ganas de pasar un gran día de campo. Se trata de la ruta Picapedreros-Boticario. Esta comienza cuando, tras dejar atrás una serie de edificaciones, aparece el cartel indicador de que nos encontramos en el Parque Natural Montes de Málaga. Con él empiezan a darse cita los  pinares con los que se repobló en los años 30 del pasado siglo para retener  los suelos de estos montes devastados  por  talas tremendas y evitar de este modo las  riadas que con frecuencia castigaban a la ciudad  de Málaga. Estos no son los restos

Libélula en el P.N. Montes de Málaga

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Como un destello, como un disparo, como vuelan los arrepentimientos del poema de Benedetti. Demasiado rápido para nuestros ojos de ciudad, acostumbrados a la rutinaria facilidad de lo evidente. Así apareció esta libélula, oculta por su propia vorágine entre las grises espigas del matorral. En uno de estos momentos en los que para uno se paraliza el mundo, trata de imitar la levedad del mimo y desea que fuese para siempre ese suspiro en medio de la cotidianidad del bosque. Estos insectos son fascinantes: su vuelo, su colorido, sus ojos, su elegancia... Siempre he visto en ellos algo hipnótico. Aunque suelen ser animales de agua dulce, este ejemplar estaba a kilómetros del riachuelo más ceracno. La naturaleza siempre se empeña en rompernos los clichés. Siempre hay algúna excepción que desconocíamos, alguna familia adaptada a otras condiciones diferentes a la del resto. Quizás en eso consista la vida. En fin.  Al final la fugacidad no lo fue tanto, se hizo la magia y esa explosión d

La alegría de tener cerca Los Montes de Málaga.

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Es curioso, muchas veces nos acostumbramos a vivir rodeados de auténticas joyas que no siempre valoramos y pensamos que siempre han estado ahí. Recuerdo como una vez, ante una vieja fotografía de principios del siglo XX, a alguien le sorpre ndió ver lo que hoy es esa masa verde, ese pulmón de pinos que nos da tanta vida y oxigeno como una tierra yerma, seca, sin vegetación. Fue tan sólo en 1.930 cuando se llevaron a cabo las reforestaciones con pino carrasco para hacer frente a las continuas inundaciones que sufría la ciudad tras las talas que se llevaron a cabo después de la reconquista. Es decir, anteayer. Nuestros abuelos no conocieron quizás de niños ese paraíso para los sentidos que tenemos tan cerca, con esas verdes y vigorosas copas de pinos, encinas, alcornoques, moviéndose a la par que el viento, sobrevoladas por elegantes rapaces, por el águila calzada, por la culebrera, transitadas con cariño, sin hacer ruido, sin llamar la atención por un re

ALERTA: Rastro de pirómanos o incendiarios en el PN Montes de Málaga.

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He de decir que lo he pensado mucho antes de titular de esta forma esta entrada. No me gusta el sensacionalismo con el que algunos medios (y no solo me refiero a los tradicionales) abordan unos temas que son muy serios con la única finalidad de captar lectores, televidentes o lo que sea. Si lo he titulado así es porque después de analizar mucho el caso no puedo llegar a otra conclusión que no sea que lo que he visto no es fruto del azar, de la casualidad, por una simple cuestión de probabilidad. Si alguien, no obstante, opinase lo contrario y fuese todo este tema fruto de la visceralidad provocada por mi historia de amor eterna con Montes de Málaga, tiene abierto "El armador de casas rústicas" para argumentarlo. Como saben los que me conocen, me siento enormemente ligado a este enclave desde siempre, escapándome cada vez que puedo de la urbe hacia sus pinares a través de Calle Barcenillas, Calle Los Pinos, etc. En mi último paseo volví a constatar la falta de educación y